Ser jefe puede ser bastante interesante. Las propuestas para convertirte en jefe se dan porque seguramente eres “bueno en el trabajo”. Sin embargo, esto no significa que vayas a ser un buen jefe.
Por lo tanto, muchos jefes se encuentran en esta posición sin haber recibido una buena capacitación sobre cómo hacerlo.
Nadie se propone ser un mal jefe, así que no dejes de leer los siguientes pasos que te ayudarán a ser un mejor jefe:
Detente
Es tentador, cuando eres nuevo en un rol, ensuciarse las manos, quedarse atascado y hacer algunos cambios. Después de todo, debes demostrar que estás haciendo algo, ¿cierto?
Bueno, esa estrategia se convierte en un problema cuando intentas arreglar algo que no se rompió. Ser un mejor jefe no se trata solo de dejar tu huella, sino también de agregar valor. Por lo tanto, si los sistemas funcionan bien, dirige tu atención a otra parte.
Nadie va a estar agradecido cuando arruines las cosas que sí funcionan.
La gente es humana
En lugares profesionales de trabajo, tendrás una gama de talentos y activos, y cada uno de ellos tiene algo de valor para llevar a la mesa.
Sin embargo, puede ser muy complicado si, como jefe, adoptas un enfoque único para todos.
De esta manera, es poco probable que obtengas lo mejor de cada persona. Así que piensa en cómo puedes desarrollar y sacar lo mejor de cada individuo: piensa en lo justo, no en lo equitativo.
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Si insistes en un enfoque único para todos, prepárate para la mediocridad.
Invierte en el personal
Ser un mejor jefe implica poner a un lado tus propias inseguridades con el fin de desarrollar tu propio personal.
Si puedes invertir, nutrir y desarrollar a aquellos a quienes lideras, entonces serás un mejor jefe. Los malos jefes impiden que los que trabajan para ellos se desarrollen por temor a que se vayan: gesto bastante egoísta.
Sé su defensor más firme
El mejor jefe es aquel que sabe jugar en equipo, pero que a su vez, protege a su manada. Tu trabajo como jefe incluye la defensa de tu equipo para que puedan prosperar y funcionar.
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Si tu equipo se siente protegido por ti, será leal.
Llegar a la piedra de afilar
Puedes imaginarte a uno de tus jefes del pasado sentado con los pies sobre la mesa mientras te daba órdenes.
No obstante, los jefes más inspiradores son aquellos que han estado en los zapatos de sus trabajadores.
Para dar autoridad a tus instrucciones, las personas que diriges, deben creer que realmente sabes de lo que estás hablando.
Por lo tanto, nunca tengas miedo de ensuciarte las manos en las tareas reales de tu equipo, ya sea iniciando otra tarea hasta que haya clientes esperando, o trabajando con la entrada de datos que ha producido un cambio organizacional.
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No micro-administrar
Como jefe, puede ser muy tentador tratar mantenerte al tanto de todo. No obstante, además de ser una manera segura de tener todo en orden, también quita el poder a aquellas personas que lideras.
Si diriges bien, no deberías tener la necesidad de interferir constantemente. En su lugar, pídeles que acudan a ti cuando tengan un problema, o proporciona una actualización periódica. Confía en ellos.
Elimina las barreras
Cuando eres jefe, tiendes a intercalar entre los diferentes niveles dentro de una organización. Tu trabajo es ser la zona de amortiguación. Esto significa que necesitas hacer accesible la información y gestionar las expectativas.
Tu trabajo no es aumentar las barreras dentro de la organización, sino ayudar a romperlas. Esto elimina la frustración para aquellos que están por encima y por debajo de ti.
Además, implica alejarse del pequeño drama en lugar de alimentarlo, y explorar la cultura y la política del lugar de trabajo para los beneficios de tu equipo.
Sé razonable y establece metas
Las personas más exitosas son aquellas que han definido sus metas y objetivos. Las metas proporcionan visión y luego la motivación necesaria para llegar allí.
Por lo tanto, debes establecer metas y objetivos razonables para aquellos que administras.
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Esto crea medidas definibles para el éxito y ayuda a destacar dónde podrían estar los problemas. Da retroalimentación constructiva.
Guía, no mandes
Finalmente, reiterando e identificando cada uno de los pasos anteriores: el liderazgo es tu objetivo, no una dictadura.
Necesitas inspirar a quienes te rodean para que desees hacerte cargo de tus propias tareas y, potencialmente, ir más allá. Quieres inspirarlos para que les importe el trabajo y sean leales.
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Al escuchar activamente, antes de hablar, encontrarás la manera de guiar e inspirar. Brinda a tu personal una razón para invertir tu energía más allá de los aspectos básicos de su cheque de pago.
Al poner en práctica los pasos anteriores de cómo ser un mejor jefe, elevas tus propias capacidades y éxito en el lugar de trabajo. Sacas más de aquellos que trabajan para ti siendo un jefe y líder inspirador.
