Con respecto a la generación de riqueza existen muchas creencias. Varios dicen que la riqueza se hereda o que solo es posible construirla con negocios sucios.
Otros afirman que solo pueden ser millonarios quienes ganan grandes sumas de dinero.
¿Qué hay de verdad en todo esto?
Porque, si bien es cierto que, para ser millonario, una persona debe obtener dinero de alguna fuente, no son quienes más ganan los que logran convertirse en millonarios.
Quienes alcanzan esa meta, de hecho, son los que consiguen administrar sus ingresos de la forma más inteligente.
Pero, contrario a lo que parece, eso no significa necesariamente tener que ser un genio de las matemáticas o haber cursado una carrera universitaria sobre el tema.
Significa, por el contrario, poner en práctica tres acciones que, aunque sencillas, son las que generan positivos resultados financieros a nivel personal.
En ese sentido, la primera pregunta que hay que hacerse no es cómo se puede ganar más dinero, sino de qué forma es más acertado administrar el dinero que se obtiene.
Porque, básicamente, es en la administración, y no necesariamente en la ganancia como tal, en donde reside la fórmula para generar riqueza.
¿Quiénes no llegan a ser millonarios?
Entonces, ¿Cómo se hacen millonarios los millonarios?
Primero, veamos qué ocurre con quienes están en el lado opuesto. Es decir, infortunadamente, con la gran mayoría de la población a nivel mundial.
Se cree que solo el 1% de esa población posee el 82% de la riqueza, de acuerdo con la confederación internacional y humanitaria Oxfam.
Pues bien. Los llamados pobres lo son, básicamente, porque el ciento por ciento de lo que ganan lo gastan.
Una mala práctica si se tiene en cuenta que la mayoría de ellos no tiene ingresos económicos fijos, por lo que es complejo que puedan adquirir hábitos financieros sanos.
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Otros reciben ingresos que a duras penas les alcanzan para cubrir sus gastos básicos, por lo que tampoco pueden generar ahorros.
Y otros sí tienen excedentes de dinero, pero prefieren gastarlos en compras inútiles antes que en pensar en generar riqueza o patrimonio propio.
Entre esta porción de la población es común la frase “como solo puedo ahorrar poco, mejor no ahorro”.
Y es por eso que quienes pertenecen a ella no logran ascender en la escala de las finanzas, aunque no vivan en la pobreza absoluta y sí cuenten con algunos ingresos económicos.
¿Cómo un millonario se hace más millonario?
Si los ricos no actúan de esa forma, sino que tienen otros hábitos financieros, entonces ¿qué es lo que hacen para hacerse cada vez más millonarios?
La respuesta es sencilla: su secreto radica en la forma en la que distribuyen el dinero que ganan, no necesariamente en el monto que ganan. Lo hacen así:
Gastos:
A los gastos se les asignan sólo el 33.3% de las ganancias, a diferencia de los pobres, que gastan el 100% de lo que ganan.
De esta forma, cubren las necesidades básicas que tenemos todos los seres humanos, como el acceso a la alimentación, a la educación y a los servicios públicos básicos.
Pero, además, como son millonarios, incluyen en este rubro gastos que otros no contemplan como las comidas en restaurantes o la salida al teatro.
El punto es que ajustan sus gastos a sus ganancias y no al revés.
A este estado deberíamos poder llegar todos para alcanzar la libertad financiera.
Ahorros:
Igualmente, los millonarios asignan el 33.3% de sus ganancias a ahorrar.
Para ellos, ambos rubros tienen el mismo peso, a diferencia de quienes únicamente ahorran el dinero que les sobra después de haberse dedicado a gastarlo.
Esto hace que experimenten un equilibrio entre dos orillas que se deben conciliar.
La de conseguir un bienestar que permita vivir acertadamente en el momento presente, por un lado.
Y por el otro, la de trazarse planes a mediano o largo plazo que tengan más posibilidades de cumplir, ya que se han dedicado durante algún tiempo a ahorrar con esos propósitos en mente.
Inversiones:
Finalmente, los más millonarios asignan el 33.3% restante de sus ganancias a las inversiones.
De esta forma es que logran hacer crecer su capital y darse lujos aún más suntuosos, tener un gran apoyo para su futuro e, incluso, garantizar la estabilidad financiera de su familia en los años posteriores.
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La clave de este asunto está en que, como siguen estas tres reglas, los millonarios cada vez tienen más dinero.
En consecuencia, cada vez pueden gastar más, ahorrar más e invertir más.
Por estar en este círculo virtuoso es que percibimos que la riqueza de esos personajes es, simplemente, ilimitada.
Como puedes leer, aquí no estamos hablando de fórmulas mágicas, sino de conocimientos que han sido probados a lo largo de los siglos, pero que a algunos les han llegado de forma tardía.
Lo importante es que nunca es tan tarde como para adquirir estas buenas prácticas y entrar al selecto grupo de los que cada vez construyen más riqueza.
Hora de tomar papel y lápiz y hacer algunos cálculos. ¿Qué porcentaje de tus ingresos lo utilizas para gastos, ahorros e inversiones?
Fuente: Revista Zen