Existe un craso error que comente los dueños o representantes de una empresa, algunos talvez con premeditación, otros quizá no se dan cuenta.
Pero en ambos casos, es un error que perjudica a la corta o larga a su propia empresa y por ende a sus empleados.
Todos sabemos que las empresas viven de las ventas, si no venden cualquier servicio o producto, simplemente están condenados a desaparecer.
En este marco, existen infinidad de personas que precisamente salen a las calles, concretan citas, visitan negocios o empresas.
Esto con la finalidad de ofrecer sus productos o servicios.
Es aquí donde se presenta el craso error de los dueños, representantes, administradores, jefes de marketing, o cualquier persona que se encuentre encargada.
En primer lugar, reciben al vendedor de una forma amable (solo en algunos casos, porque en otros son déspotas).
Luego, lo atienden, escuchan su propuesta, le facilitan un número de contacto, un correo electrónico y en fin.
Todo parece indicar que estuviera interesado por contratar el producto o servicio que ese vendedor está ofertando. Todo bien hasta ahí.
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Sin embargo y al cabo de unos días, cuando el vendedor empieza el seguimiento de ese posible cliente e inicia con una simple llamada telefónica, resulta que, o no contesta o se hace negar.
En el mejor de los casos recibe la llamada, pero le invita a que lo llame después de una horas, o al día siguiente o después de una semana.
Y empieza el viacrucis para el vendedor. Es decir el dueño o representante de la empresa empieza a aplicar el tontómetro.
Aunque la definición de tontómetro básicamente es otra, acá en Ecuador, se refiere a que alguien le tiene a otra persona literalmente tonteando.
Es decir le da largas y largas a un asunto.
El craso error del dueño o representante de una empresa
En varios casos, incluso luego de meses de llamadas, citas y conversaciones, donde al parecer el dueño, representante, administrador o quien esté a cargo, estaría interesado por adquirir los productos o servicios de ese vendedor, finalmente decide que no desea contratar.
Imagínate todo el tiempo y recursos perdidos, no solo del vendedor, sino de ambas partes, cuando simplemente debió haber dicho desde un inicio que NO y se acababa el problema.
Es un craso error del dueño o representante de una empresa, el no decir que NO desde un principio si algún producto o servicio no está en sus planes.
De esta manera se terminan horas y horas de tediosa molestia y pérdida de tiempo, con el pretexto de que «se debe ser amable y cortés para decir las cosas».
Eso, lo único que hace es todo lo contrario, irrespetar a la persona que está cumpliendo un trabajo como todos en cada uno de sus campos.
Así que les invito a los dueños, administradores, representantes, jefes de marketing o como quieran llamarse que deben tener más respeto por los agentes vendedores para así evitarse molestias posteriores y pérdida de tiempo de ambas partes.
Un simple NO, no es irrespeto, más bien dar largas al asunto, utilizar el tontómetro, es jugar con la gente.