He visto con total tristeza como varias empresas o instituciones al cabo de cierto tiempo empiezan a fracasar.
Lo que iniciaron con total ilusión poco a poco va cayendo, por culpa de errores a veces tan pequeños, pero que a la larga se convierten en gigantes que atropellan y que no dan tregua.
Uno de estos “pequeños” errores, es la insistencia y hasta negligencia de controlar a sus empleados en tiempo de permanencia en la oficina o lugar de trabajo (horarios) y no por objetivos planteados, sea individual o colectivamente. Que craso error.
Controla objetivos, no horarios
Muy de cerca también viví esta amarga experiencia, cuando estuve trabajando en una empresa donde de manera ‘puntual’ se controlaba hasta la saciedad los horarios de entrada y salida y se exigía permanencia en el lugar de trabajo incluso más allá del itinerario respectivo.
Y yo me preguntaba: Pero ¿para qué?… Si en pocas horas he podido cumplir aún más allá de mis objetivos.
Cuando algunos de mis compañeros se quedaban más de las ocho horas respectivas, solo lo hacían por complacer al Jefe, pero a la hora de observar resultados, estos no aparecían.
En los primeros años desde que ingresé a esta empresa, también hacía lo mismo, pero no por complacer al Jefe, sino porque realmente tenía la satisfacción de seguir aportando a la institución.
Sin embargo el no tener una administración efectiva y un sistema de control de objetivos por parte de las autoridades, (otro craso error) también nulitó y mermó mis propias posibilidades de progreso y por ende de toda la compañía.
En varias ocasiones les sugerí que se controle al personal en objetivos en cada puesto de trabajo y a nivel colectivo y no en horarios, sin embargo hacían caso omiso de mis advertencias.
Hasta que la empresa empezó a tambalear y a declinar sus posibilidades de progreso, por ende de sus colaboradores; a ese paso no existía un futuro promisorio para los trabajadores.
Si no cerraban el negocio es porque solicitaban una serie de préstamos para cubrir gastos y otros rubros, pero que los tuvo sumidos y ahorcados en deudas y más deudas, que a la larga los llevó precisamente hasta el fin.
Controla Objetivos individuales y colectivos
Lo más razonable es tener un sistema que pueda controlar objetivos de cada uno de los empleados, pero también a nivel de grupo; con ello la empresa sabrá exactamente dónde se encuentran los aciertos y dónde las falencias, para que en el caso de esta última, se pueda corregir y también conversar con él o la trabajadora que quizá está fallando, con el fin de enmendar la situación y no optar por el despido absurdo porque no ha cumplido un simple horario.
Muchos dirán que es necesario el control de horario, porque las autoridades gubernamentales en su respectiva rama, lo inspeccionan periódicamente.
Pero ojo, que no estoy diciendo que se deje a un lado su revisión, hay que llevar un registro de los trabajadores, por supuesto.
Claro que se debe llevar este registro, porque incluso, existen empleados que realmente se las arreglan para ‘barajarse’ (no cumplir con sus tareas) y faltar sin argumentos, pedir permisos infundados y una serie de anormalidades.
No obstante, también hay otros que cumplen a cabalidad con su horario, pero a la hora de desempeñar sus obligaciones del mismo modo se ‘barajan’.
Es por ello, insisto, que las autoridades o quienes administran una empresa, deben preocuparse porque su personal cumpla con objetivos y no con horarios. Los horarios no dan resultados, los objetivos sí.
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